El mayor puzzle jamás montado

Aepuzz celebra el 22 aniversario del puzzle más grande del mundo, realizado un año después de los Juegos de Barcelona en el Estadio Olímpico

La friolera de 843.552 piezas. Fue la cantidad de elementos pegados por cerca de 14.000 de amantes de los puzzles en un lejano 19 de septiembre de 1993, en el Estadio Olímpico de Montjuic, en Barcelona. Un espacio para muchos mágico más allá de lo deportivo que albergaba todo un reto: el de montar el rompecabezas de mayor extensión realizado hasta ese momento. Un logro que se alcanzó, y que además permaneció vigente nada menos que quince años.

Aquel mosaico se montaba, coincidiendo con las Fiestas de la Mercè, para conmemorar el primer aniversario de unas exitosas Olimpiadas que transformaron la ciudad condal, que había acogido un año antes a miles de deportistas en su villa y a muchísimos aficionados, pero que derribó barreras y llevó una imagen de modernidad española a todo el mundo.

En ese sentido, la estampa gigante reproducía la portada de El País en la que un titular daba una idea bastante fidedigna de lo que supuso la cita deportiva más destacada de cuantas ha acogido España: “Barcelona abandera Europa”, decía el titular.

El puzzle, había sido diseñado por DISET, marca ya extinta que organizó la complicadísima logística para su montaje repartiendo una bolsa con piezas a cada uno de los miles de barceloneses que se sumaron al reto, permitió revivir el espíritu olímpico a través de esta acción de juego colaborativo.

Unos meses más tarde, DISET fabricó una serie limitada del mismo puzzle a escala reducida con 54 piezas, y uno de esos ejemplares ha llegado a nuestras manos, el mismo que hemos podido rehacer y con ello homenajear aquella hazaña de la que hoy se cumplen 22 años.

En 2008, como ocurre en el deporte, el récord fue derribado en número de piezas aunque no en tamaño. El mayor rompecabezas jamás realizado se armó en la ciudad alemana de Ravensburg, donde terminaron con 1,14 millones de piezas una composición en la que intervinieron la mayoría de los habitantes de la localidad de Baden-Wurtemberg. En esa ocasión, se daba una singularidad, el mismo niño que puso la primera pieza, colocó también la última. Un gesto que identifica a muchos aficionados al mundo de los puzzles: pese a que puede ser algo individual, realizar los rompecabezas resulta más divertido en equipo.